Raúl Alfonsín y el autor de este blog en septiembre de 1983,
durante el acto de presentación de la revista Argumento Político.
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“Nostalgia de los años que han pasado, arenas que la vida se
llevó, pesadumbre de barrios que han cambiado y amargura del sueño que murió”,
escribió Homero Manzi en Sur, uno de
sus tantos excelentes tangos. Algo así es lo que siento hoy, al cumplirse 30
años del día en que, como tantos otros argentinos, voté por primera vez.
Se iba la peor dictadura y millones, como yo, experimentábamos
una mezcla de esperanza y felicidad que nos hacía sentir poco menos que
imbatibles.
Ya tendríamos tiempo de comprobar, no sin dolor, que habíamos
dimensionado incorrectamente las expectativas.
No obstante, “a pesar de lo aprendido, si me dan lo que he
perdido vuelve a hundirme la confianza”, como dijo otro autor de tangos,
Francisco García Jiménez, en Suerte loca.
Tal vez sea por eso ‒o porque, como dicen que dijo Perón
alguna vez, “no es que yo haya sido tan bueno sino que los que vinieron después
fueron peores”‒ que, pese al “sueño que murió”, la figura de Alfonsín sigue
creciendo en mi valoración.
Y ahora que vuelvo a ver la foto, la nostalgia
es doble: por la recuperación de la democracia y Alfonsín, pero también por mis
23 años y mi cabellera de entonces.
Qué jovial se lo ve al autor en la foto.
ResponderBorrarTenía entonces la misma edad que tiene ahora la autora del comentario.
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